Hola en esta Semana Santa, disfrutando de la familia, en Portugal, visitamos dos pueblos, que la verdad es que nos sorprendieron, para bien. Nunca pensé que en Portugal hubiera pueblos así, estando tan cerca de España. Portugal es un gran desconocido para los españoles.
Estos pueblos son los del título de la entrada, Ponte de Lima y Viana do Castelo. Primero visitamos Ponte de Lima, es un pueblo que merece la pena ir, y como su nombre indica tiene un puente que cruza el rio Lima. De lo que más te puedes sorprender en este pueblo, como el resto del norte de Portugal, es que es mucho más verde y colorido que la seca Murcia.
Despues de dos horas caminando por el pueblo, decidimos marcharnos a Viana do Castelo a comer.
Dando vueltas por Viana do Castelo, encontramos un churrasquería para comer, eso significa “te vas a pegar una panza de comer”, pedimos unas fuentes de carne a la brasa de todos tipos, churrasco (costillas de cerdo), frango (pollo), espetada (brocheta, pincho) y todo eso acompañado de batata (patata) frita, ensalada, etc.
También catemos un Vinho Verde blanco de la zona, de la adega (bodega) cooperativa de Ponte de Lima, el vino blanco estaba bien, óptimo para comer. El vino blanco combina mejor con pescado y marisco, pero en un día sofocante de sol, un vino blanco fresco sienta mejor. Otro día hablaré de las Denominaciones de Origen de Portugal como la de Vinho Verde.
Lo peculiar del Norte de Portugal, como en Galicia, es lo que me encontré al entrar en el bar, unas suculentas lampreas, que las cocinan en arroz y otros guisos. Las lampreas son chupadoras de sangre de otros peces como salmones, bacalaos, tiburones, etc.
| Lampreas |
Después de la comida, visitamos Viana de Castelo, recorriendo el castillo, las iglesias y el santuario de Santa Lucia.
Y después de todo el día de turismo, regreso a Vila Real.