martes, 26 de julio de 2011

EN FLAVAIOS

           Casi al final de mi estancia en Portugal, cuando estaba en toda mi salsa con los enólogos de Vila Real. Pedro, uno de los enólogos más carismáticos, me invito a que lo acompañara a la zona de donde es él, Flavaios. Pedro en realidad es de Alijó pero  Flavaios es el pueblo al lado al suyo. Esa zona es la una de las zonas de la “Moscatel” en Portugal. Flavaios es la zona más alta y plana del Alto Douro.
            Fuimos unos 7 enólogos de Vila Real. Primero fuimos a una bodega donde el enólogo Hugo es un gran amigo de Pedro, allí vimos la bodega donde nos enseño todas las instalaciones apropiadas para hacer vino de calidad.
            Tiene 3 lagares típicos de Portugal, recubiertos con resina epoxi y con un sistema de camisas refrigerantes en fermentación. También vi, que no había visto todavía una prensa hidráulica con tablones de material sintético.

            En la zona baja de la bodega tienes la sala de elaboración y crianza, decir que tienen poco espacio y por ello están construyendo un edificio contiguo para la crianza y recreo de las visitas a bodega.

            Nos enseño la oficina- museo donde tienes la gama de vinos que hay en la bodega y en otra bodega de la zona. Nos mostró tres vinos que son iguales pero se llaman diferentes según al sector del mercado al que van destinados. Otro vino que se llama Secret Spot que cada año cambia las variedades, zona de producción, etc.
            Después nos deleito con una cata de un vino blanco, un tinto y de moscateles. Un moscatel de más de 50 años que estaba espectacular , me quede sin palabras y nos dio a comparar con un moscatel del año. Una buena cata.
            Para las 7 de la tarde, fuimos a la Enoteca que estaba muy cerca de la bodega. Hace unos años fue considerada como la enoteca más didáctica del mundo. Allí nos encontramos con un el dueño de la enoteca y habitante de Flavaios.
 A la entrada el hombre muy simpático y con un don de gentes que te sorprende, nos mostró la recepción que es una tienda y nos llevo a un salón de celebraciones para tomar contacto con nosotros, acompañados de una copa de flavaios. Nos empezó a contar la historia del vino en el Douro, de cómo con un cannon en el vino de Porto reconstruyeron Lisboa, después del terremoto hace años. De cómo en flavaios existe la única cooperativa de Portugal que cada año aumenta en beneficio. Después de varios minutos hablando pasamos al exterior del salón de celebraciones.

En el exterior nos mostro como se llama en Portugal las diferentes partes de la viticultura de montaña, en toda la historia, de cómo antiguamente se llevaba el vino en barco a Vila Nova de Gaia, al otro lado del rio Douro, enfrente de Oporto, etc...

También había recreaciones de vendimiadores en la viña.

Al rato, pasamos a la sala de elaboración donde había los lagares típicos y recreaciones de cómo los vendimiadores pisaban la uva. Como el granito estaba muy frio, se metían cogidos de los hombros al paso de 1, 2, 3…, dirigidos por el patrón. Al meterse los vendimiadores calentaban el mosto con el calor corporal y así arrancaba la fermentación. Del lagar, el vino fermentado caía a una tina y en ese mismo momento se le adicionaba aguardiente. Después se almacenaba en un depósito de madera.
A continuación pasamos a otra habitación contigua a la de elaboración, donde tenía una exposición de vino en vitrinas muy chulas. Nos dijo la historia de Baco y como se metió a los dioses del Olimpo en el bolsillo, las diferencias de el vino de Oporto rubí y tawni, que por cierto eran los Oporto de Borges. Tengo que decir que estaban bien, pero he probado mejores.

Y por último, estuvimos de vinos y cenando-picando en el salón de celebraciones. La verdad que todo el día fue muy bien, salimos a 7 euros y me fui a mi casa más contento que unas pascuas.